
NEW HAVEN.- El gobernador Ned Lamont firmó una orden ejecutiva que facilitará que las personas que tienen miedo de volver a trabajar por la pandemia de COVID-19 se queden en casa y continúen recibiendo sus beneficios de desempleo.
La orden permite que el Departamento de Trabajo del Estado considere las reclamaciones de los trabajadores de que regresar a sus lugares de empleo crearía “un riesgo irrazonable” para la salud del trabajador o de un miembro de su hogar.
Si bien podría ser un factor en la consideración para extender los beneficios de desempleo, no garantiza el apoyo estatal continuo.
“Nadie debería tener que elegir entre su sustento y la vida de un ser querido”, declaró Max Reiss, director de comunicaciones del gobernador Lamont, después de que su Oficina emitió la orden ejecutiva.
“La orden ejecutiva proporciona temporalmente a los trabajadores que viven con alguien en alto riesgo de enfermedad grave por el COVID-19, como un padre anciano o un cónyuge que se somete a una quimioterapia, el tiempo para buscar un ambiente de trabajo seguro o hacer arreglos de cuidado alternativos”. Explicó Lamont.
“Las leyes existentes permiten a los trabajadores rechazar las ofertas de trabajo que presentan riesgos irrazonables para su salud. En esta emergencia de salud pública, es importante que protejamos también a las familias de esos trabajadores “, agregó el funcionarios.
La orden también requiere que todo el personal de los hogares de ancianos se someta a pruebas semanales de COVID-19 durante la emergencia de salud pública y preparación civil, que actualmente se extiende hasta septiembre.
La orden llegó el día en que se informaron 20 nuevas muertes en la pandemia de coronavirus, lo que eleva el total a más de 4 mil.
Además, una pérdida neta de 27 hospitalizaciones elevó el total a 454, la menor cantidad de pacientes con COVID-19 desde el 29 de marzo.
Las 20 nuevas muertes son el menor total de un día desde principios de abril, de acuerdo con los datos proporcionados por el Gobernador.
Lamont también emitió nuevas estadísticas sobre ingresos hospitalarios y altas que indican que de las 9 mil 105 personas que ingresaron en los hospitales de Connecticut y que ya no son tratadas como pacientes hospitalizados, mil 981 fallecieron, alrededor del 22 por ciento, y el 78 por ciento fueron dados de alta.