NEW HAVEN.- El martes pasado, docenas de personas se congregaron en esta ciudad con la esperanza de enviar un mensaje de que el candidato del presidente Donald Trump a la Corte Suprema de los Estados Unidos no debe ser nombrado.
Fuera del Tribunal Superior en New Haven, a los manifestantes les preocupaba que la adición del juez Brett Kavanaugh a la Corte Suprema del país pudiera poner en peligro una serie de cuestiones, incluidos los derechos de los trabajadores, el control de armas y el derecho al aborto.
“Creo que hay una amenaza real para el cuidado de la salud y los derechos de las mujeres”, señaló Julie Miller, una madre de New Haven, que participó en la protesta.
El juez de apelaciones federal, nominado por Trump, se graduó de la Universidad de Yale en 1987 y de la Facultad de Derecho de Yale en 1990.
Mientras la mayoría de la multitud estaba en contra de su nominación, un pequeño grupo de la organización Students for Life hizo oír sus voces y esperan que el juez nominado de 53 años no se una a la Corte y conduzca a una revocación del caso Roe v. Wade, de 1973, por el cual la Corte Suprema de los Estados Unidos despenalizó, por fallo dividido de 7 contra 2, el aborto inducido en este país.
“Pienso que sí. Estamos bastante positivos acerca de eso. Es un problema importante para nosotros”, comentó Chris Kelly de Stamford.
Si bien los senadores de Connecticut criticaron la elección, este grupo se da cuenta de que hay más trabajo por hacer para que otros legisladores y personas de todo el país puedan detener la nominación.
“Necesitan luchar por nuestro país. Necesitamos estar juntos en esto”, comentó Sarah Bromley de Milford.
Kavanaugh está recibiendo apoyo de CCDL, un grupo de derechos de armas en el Estado, que toma nota de su historial de defensa de la Segunda Enmienda.
El martes pasado, el juez se reunió con los líderes del Senado, aunque su proceso de confirmación podría llevar varios meses.