¿Que quién soy yo…? Bueno… ya todo el mundo lo sabe, pero lo que quiero ahora es hacer una presentación formal ante ustedes. Yo me llamo – o mejor dicho – me llaman Coronavirus o Covi-19.
Nací en la China y me pusieron ese nombre porque mi cuerpo tiene la forma de una corona. Soy un bebé de apenas 5 meses de nacido, pero, sin embargo, ya tengo la fama que ningún ser humano tiene sobre la Tierra. Y algo más importante: a esta corta edad ya he puesto al mundo entero de rodillas.
Soy un ser biológico que, como ustedes, los seres humanos, también tiene su árbol genealógico, y, por consiguiente, tiene su propia familia, entre ellos tuve unos primos muy poderosos en Eurasia, que se identificaron como Yersinia pestis, una casta prominente que, como algunos recordarán, alcanzó mucha fama en el siglo XIV en toda Europa y parte de Asia, y que apodaron “La Peste Negra”, que, por cierto dejó más de veinte millones de muertos, algo que para mí, no obstante ser yo omnipotente, me queda muy difícil de emular.
Morfológicamente hablando, tengo un tamaño infinitesimal. Es decir, soy tan pequeñísimo, que nadie, absolutamente nadie puede verme, a no ser los microbiólogos a través de un microscopio electrónico, con el cual hasta me han tomado micro-fotografías a color, lo cual me ha servido para mostrar mi belleza física y hacerme también más famoso en el mundo.
Sin embargo yo, el Coronavirus o Covi-19 , siendo apenas un bebé de cinco meses, he puesto a temblar de miedo al mundo entero. He matado hasta la fecha cerca de medio millón de personas a lo largo y ancho de la Tierra, aunque en esto – debo confesarlo – me he ocupado más en los adultos mayores. Y en países como los Estados Unidos, me han llamado más la atención los hispanos y los negros.
Pero lo anterior no es todo. Yo, siendo apenas un bebé, me he dado el lujo de hacer trizas las economías más grandes y poderosas del mundo, como la de los Estados Unidos, Rusia, China (mi tierra natal), Alemania, Francia e Inglaterra y demás países de los cinco continentes, a quienes he humillado impunemente, sin que nadie pudiera impedírmelo.
!Míren cómo es la vida! Yo, una criatura tan infinitamente pequeña, de apenas 5 meses de nacida, he logrado lo que jamás podrían lograr en toda su vida, los portaviones y barcos de guerra más modernos y poderosos del planeta, ni tampoco las flotas aéreas más sofisticadas, ni los misiles aire y tierra de las principales potencias del mundo, ni los tanques de guerra, ni los ejércitos más numerosos y entrenados del orbe. !Cómo les parece!
Pero allí no acaba todo. A través del mundo, también he llevado a la quiebra a cientos de miles de megaempresas, a millones de medianos y pequeños negocios; y hasta ahora, he dejado con hambre y en la pobreza a más de 60 billones de seres humanos. Y a centenares de miles de familias en el mundo, les he arrebatado de sus brazos a sus seres más queridos.
También quiero contarles que, en cierto modo, mi accionar tiene una concepción comunista, ya que para mí todos los seres humanos son iguales, desde el más humilde pordiosero, hasta el más alto dignatario o magnate poderoso. Yo no respeto ni discrimino a nadie, ni ando tampoco por detrás de las ramas. Yo a todos les doy un trato por igual, sin exclusión de ninguna índole.
Por otra parte, quiero contarles que tal vez me quede acompañándolos para siempre, sobre todo si se descuidan y continúan subestimándome, aunque, claro, también si mis principales enemigos (los científicos) descubren la vacuna para bloquear mi camino, aunque esto lo veo muy difícil porque mi cuerpo no tiene un solo genoma como el de los humanos, sino decenas de miles de genomas. Desde luego, que si ya descubren la vacuna, ya no seré el mismo. Continuaré atacando, sí, pero ya no con la misma regularidad, la misma fuerza y la potencia con que lo he venido haciendo. Pero aún así seguiré acompañándolos. Se los prometo.
A pesar de que soy – !y lo reconozco! – el ser más vil y abominable de la Tierra, yo no soy del todo malo, como todos creen. También tengo mi lado positivo, que ustedes bien pueden aprovecharlo si quieren. Y es que con mi presencia, les estoy dando una oportunidad única para que replanteen la Humanidad en todos sus órdenes. Los he despertado de su largo letargo para que los líderes y mandatarios de todo el mundo, busquen un nuevo orden sociopolítico y socioeconómico; que lo revalúen, lo renoven, o, por lo menos, lo innoven .
Desde luego que esta oportunidad también va para las familias y personas en particular para que replanteeen y reeorienten sus vidas porque con mi llegada yo he creado una nueva época. A partir de mí, ya el mundo no será el mismo. Yo he partido en dos la historia de la Humanidad.
A grandes rasgos, ese soy yo, el Coronavirus o Covi-19, que hasta la fecha todavía no me he marchado. Todavía sigo dando guerra en el mundo, pero haciendo más énfasis en los países donde en un principio me faltaron al respeto, subestimándome y creyendo que yo era solo un virus barato, una simple gripita, por lo cual ahora están pagando un precio muy alto.
Bueno…ya les di a conocer más o menos la radiografía de mi vida. Ahora, miren si ustedes pueden sacar algún provecho de ella. O, por el contrario, haya algún líder o país que, como a cualquier genocida, quiera demandarme ante un tribunal internacional y sentarme en el banquillo de los acusados para que me juzguen y me condenen por todo el daño que le he hecho a la Humanidad. Están en todo su derecho de hacerlo.
Arnulfo Arteaga Realpe